lunes, 4 de julio de 2011

LA MUÑECA

La muñeca

por

Estrella Méndez

Mi papá le regaló esa muñeca a mi hermana en su cumpleaños. Al parecer la encontró en un bazar. Según mi mamá, era una reliquia. Casi tan alta como yo a mis siete años, tenía el pelo dorado con rizos cayéndole hasta los hombros, grandes ojos azules, una pequeña nariz y una boquita en forma de beso.

Mi mamá le hizo un vestidito de terciopelo verde con mangas de globo, un collar y adornos de encaje blanco; incluso le consiguió unos calzones largos, medias, guantes y unos zapatitos de charol. Bonita, ¿verdad?

Lo admito, la primera vez que la ví, me pareció chistosa e incluso pensé si podía tomársela prestada a mi hermana mayor cuando se descuidara, pero eso fue antes de verla moverse sola. No fue gran cosa. Mi hermana la cargo en brazos para llevarla a su cuarto y me pareció, por un momento, que la muñeca parpadeo. No pensé mucho en eso, dándolo por algún efecto de la luz, después de todo era una locura.

Mi hermana, comenzó a llevarla por todos lados, eso era muy molesto. Cuando fue hora de películas, la sentó en mi lugar, alegando que yo podía sentarme en el piso, enojado, trate de empujar a la muñeca, solté un grito de dolor y retrocedí rápidamente llevando mi mano a mi boca. Mi dedo sangraba. Mamá regaño a mi hermana y luego a mí, diciéndome que no peleara. No supe explicar que paso, pero juró que esa cosa sonrió.

En otra ocasión. La vi sentada en la sala cuando pasé hacia a la cocina por un bocadillo y cuando volví a pasar por ahí, estaba de pie apoyada en el sillón más cercano a la puerta. Cada vez empecé a notar más y más estos detalles. Intente contárselo a mis padres, pero, mi papá me miro raro, para luego reír y decirme que tenía mucha imaginación. Mi mamá me checo la frente temerosa de que estuviera contagiándome de algo. Mi hermana solo me llamó miedoso.

Era muy molesto. Aunque era aun más molesto los pequeños accidentes de los que era víctima a su alrededor, no solo por la colección de moretones, rasguños y cortadas que estaba juntando, si no porque mis padres no dejaban de reprenderme por no tener cuidado.

Una noche de camino al baño, solté un alarido de terror, cuando al abrir la puerta me topé de cara a cara con la muñeca. Y sentí sus pequeñas manos empujándome con gran fuerza, solo la vi ahí parada sonriendo fríamente, mientras la gravedad hacia el resto, no recuerdo mucho luego del golpe en la nuca. Nadie me creyó cuando intente explicar lo que paso, otra vez.

Fue después de eso que decidí hacer algo para que se fuera de mi casa. No podía seguir así.

Me dedique a observarla con cuidado, atento, buscando el mejor momento para atacar. No sabía muy bien qué hacer, pero esperaba que la actitud un tanto superficial de mi hermana me ayudara. A ella no le gustaría tener una muñeca fea en su perfecta colección.

No me moleste en gastar saliva con mis padres de nuevo. Ellos no entendían, tal vez era mejor así. Ignorando lo mejor posible, los ataques de la muñeca, comencé a notar un patrón, cuando mi hermana no estaba en la casa, esa cosa no se movía. Debía atacar entonces.

Elegí las tijeras más filosas que tenía mi mamá, en su baúl de costura y, cuando mi papá no miraba, tome uno de los plumones de dibujo de su estudio, teniendo mucho cuidado de que no se notara su ausencia. Luego fui paciente y espere en mi cuarto a escuchar cuando mi hermana tuviera que irse a su clase de piano. Eso me daría dos horas a solas con la muñeca, al menos relativamente, ya que debía tener cuidado de no despertar a mi padre, que suele dormir la siesta en el cuarto de al lado.

Pasando unos minutos después de que mi mamá y hermana se fueron, salí de puntillas de mi cuarto, con las tijeras y el plumón en el bolsillo trasero. Es increíble lo mucho que rechinan estos pisos de madera, cuando tratas de no hacer ruido (me quedé muy quieto frente a la habitación de mi papá, ante el rechinido que soltó la madera bajo mi pie, esperando escucharlo despertarse y salir a preguntarme qué tanto hacía.)

Luego de un rato suspire de alivio y seguí mi camino. Abrí cuidadosamente la puerta del cuarto de mi hermana. El color rosa atacó mis ojos en el acto, tuve que parpadear repetidas veces, creyendo haberme quedado sin visión por unos segundos. A mi hermana le encantaba el rosa, es asqueroso en mi opinión. Armándome de valor cerré la puerta detrás de mí. Busque en ese mar de peluche rosado a la muñeca de mis pesadillas.

Ahí estaba, inocente, sentada en una sillita rosada, entre un montón de muñecos, y por alguna razón me dio la impresión que dormía. Tome las dos cosas en mis bolsillos, y cautelosamente me acerqué, me iba a asegurar que quedara tan fea que mi hermana no quisiera quedarse con ella jamás.

Las cosas no mejoraron, porque aparte de llevarme un gran regaño, mi hermana no dejó de querer la muñeca e intentó repararla. Ahora está más terrorífica que antes.

Si dejara de estar esperándome afuera, con su único ojo fijo en mi puerta, el otro perdido en las profundidades de su cabeza, su rostro deformado por los tijeretazos y los rayones del plumón, sus cabellos recortados casi al rape (con sólo unos cuantos rizos cubriendo sus orejas), sus labios torcidos en una sonrisa un poco macabra, esperando a que me descuide, aguardando paciente su venganza.

Estoy seguro que las tijeras que desaparecieron esta mañana están perdidas en la profundidad de alguno de los pequeños bolsillos de su vestido de terciopelo, así como el plumón rosa de mi hermana.

3 comentarios:

  1. Los pasados con ACENTO, revísa de nuevo el texto.

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  2. ya lo vi lo ando corrigiendo en mi archivo de word grax

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  3. Algo me hace ruido desde que lo leíste en Salamanca, no sabía muy bien qué era, pero creo que ya di en el clavo.
    En inglés es muy común que al describir una situación se utilice forzosamente el artículo posesivo, para no perder ilación en la lectura. Sin embargo, en español, en algunas ocasiones, podemos omitir los artículos, con terminaciones que indiquen si es femenino o masculino, si le pertenecen o no.
    Es posible que esté equivocada, tal vez no, sin embargo checa si no estás escribiendo en español, como lo harías en inglés.
    Saludos.

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